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y literatura

Tortugas

Tortugas y cronopios

 

Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.

 

Julio Cortázar

La madre de las tortugas

 

VEINTIDÓS siglos antes de la era cristiana, el justo emperador Yü el Grande recorrió y midió con sus pasos las Nueve Montañas, los Nueve Ríos y los Nueve Pantanos y  dividió la tierra en Nueve Regiones, aptas para la virtud y la agricultura. Sujetó así las Aguas que amenazaban inundar el Cielo y la Tierra; los historiadores refieren que la división que impuso al mundo de los hombres le fue revelada por una tortuga sobrenatural o angelical que salió de un arroyo. Hay quien afirma que este reptil, madre de todas las tortugas, estaba hecho de agua y de fuego; otros le atribuyen una sustancia harto menos común: la luz de las estrellas que forman la constelación del Sagitario. En el lomo se leía un tratado cósmico titulado el Hong Pan (Regla General) o un diagrama de las Nueve Subdivisiones de ese tratado, hecho de puntos blancos y negros.

Para los chinos, el cielo es hemisférico y la tierra es cuadrangular; por ello, descubren en las tortugas una imagen o modelo del universo. Las tortugas participan, por lo demás, de la longevidad de lo cósmico; es natural que las incluyan entre los animales espirituales (junto al unicornio, al dragón, al fénix y al tigre) y que los augures busquen presagios en su caparazón.

 

Jorge Luis Borges (Zoología Fantástica)

Por fin, según el cable, la semana pasada la tortuga llegó a la meta.

En rueda de prensa declaró modestamente que siempre temió perder, pues su contrincante le pisó todo el tiempo los talones.

En efecto, una diezmiltrillonésima de segundo después, como una flecha y maldiciendo a Zenón de Elea, llegó Aquiles.

 

Augusto Monterroso

La Tortuga y Aquiles

Cancion para la luna

Blanca tortuga,

luna dormida,

¡qué lentamente

caminas!

Cerrando un párpado

de sombras, miras

cual arqueológica

pupila.

 

                      Federico García Lorca

La Tortuga

La tortuga que anduvo tanto tiempo
y tanto vio con sus antiguos ojos.

La tortuga que comió aceitunas
del más profundo mar.
La tortuga que nadó siete siglos
y conoció siete mil primaveras.
La tortuga blindada contra el calor
y el frío,
contra los rayos y las olas.
La tortuga amarilla y plateada,
con severos lunares ambarinos
y pies de rapiña.
La tortuga se quedó aquí
durmiendo, y no lo sabe.
De tan vieja se fue poniendo dura,
dejó de amar las olas y fue rígida
como una plancha de planchar.
Cerró los ojos que tanto mar,

cielo, tiempo y tierra desafiaron,
y se durmió entre las otras piedras.

 

Pablo Neruda

Nana de la tortuga

Verde, lenta, la tortuga.

¡Ya se comió el perejil,la hojita de la lechuga!

¡Al agua, que el baño está rebosando!

¡Al agua,pato!

Y sí que nos gusta a mí

y al niño ver la tortuga.

tontita y sola nadando.  

 

                                 Rafael Alberti

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